Thelmaprendizajes

Hoy me senté a sentir

Retomo, después de una considerable pausa, el escribir en mi blog. Cosa que no había ocurrido desde que tengo un nuevo y salvaje empleo de tiempo completo.

Es muy fácil dejarse llevar por el cauce de novedades y de nuevas responsabilidades y olvidarse de sentarse a pensar cuando tu mundo cambia tan radicalmente.

Es muy difícil e incómodo sentarse a sentir. Pero es muy necesario.

De no hacerlo, estás propenso a llegar al punto en el que el engranaje mental se atasca y no puede seguir funcionando.

He decidido sentarme a poner mis sentimientos por escrito para documentar los grandes cambios emocionales que he experimentado en la etapa laboral que comencé y que no estoy segura de saber manejar. Es por eso que este texto a veces parecerá solo quejas; a veces, un mensaje de esperanza; otras veces, un patético libro de superación personal; o quizá hasta realismo mágico latinoamericano. Pero ante todo, sepan que es un ejercicio de autoexploración profunda que necesito y recomiendo.  

Sepamos que mi nuevo empleo es en una empresa trasnacional de esas gigantes de organigramas complicados y flujos de información muy compartimentalizados. No entrando en detalles, es un puesto para el cual, al parecer tengo un gran perfil, pero en el que nunca habría considerado trabajar si me lo hubieran propuesto a la mitad de mi vida universitaria.

Me ha sido muy complicado reinsertarme al mundo pospandémico porque la rutina que tenía antes no es para nada parecida a la que tengo ahora. Cambiaron muchas cosas. Obtuve mi título universitario. Se murieron personas cercanas. Participé en muchos eventos virtuales para posicionarme como experta en mi área de estudio. Colapsó mi emprendimiento. Inicié como freelancer. Identifiqué un transtorno de ansiedad generalizada. Me descartaron de grandes oportunidades para seguir mi sueño. Encontré nuevos modelos de inspiración. Se destruyó mi tribu. Me encontré otra tribu, ahora virtual. Me mudé varias veces. Y muchas cosas más. En cada una de ellas, la única compañía constante que permití fue el miedo.

Me he topado con frases escuetas en internet del estilo “Aquel que domina el miedo, lo domina todo”. Dudo siquiera que el miedo se pueda dominar. Puedes entender la incertidumbre, preveer la desventura, pero ¿dominar el miedo? He lidiado ya con al menos 800 días seguidos de miedo y no tengo ni una pista de cómo dominarlo. Y miren que creo que soy lista.

Pensé, como todos, que ocupando mi tiempo en cualquier otra cosa, mi miedo al caos pospandémico se desvanecería. La verdad es que lo único que hice fue arrastrarlo. Ciertamente no se hizo más grande. Pero tampoco ni un milímetro más pequeño. Le fui encontrando nuevas ramas: Miedo a no poder contribuir a lo que considero mi objetivo de vida; miedo a no ser capaz de aprender cosas por las que no me siento motivada; miedo a no poder insertarme a la sociedad de manera normal en la pospandemia; miedo a morir prematuramente; miedo a dejar de hacer lo que me gusta sin darme cuenta; miedo a estar perdiendo oportunidades porque simplemente no las veo y el siempre constante miedo a la soledad internalizada.

Así pues, me embarqué al nuevo puesto ofrecido con todas mis ganas y todo mi tiempo. Dediqué semanas a conocer sus procesos, sus protocolos, sus matices y sus disclaimers. Fui guiada por un equipo experto y cálido a un puesto independiente y muy solitario.  

Quería estar bajo la protección de una gran empresa y aprender ella y contagiarme de la motivación de personas felices que son útiles para la sociedad. Quizá por la naturaleza misma del puesto no he podido contagiarme del entusiasmo de mis compañeros. Quizá también, porque no existe tal.

Insospechadamente, cuando no tienes un plan claro, sigues un camino trazado y poco a poco agregas características que te dan la ilusión de “personalizar” ese camino. Es como llegar a un empleo y que te regalen una cobija gris y cuadrada. Puedes ponerle parches de colores, doblarla, cortarla y pintarla. Seguro se volverá una cobija interesante de la que puedas hablar por horas. Una preciosa cobija.

Pero yo no quiero una cobija. Yo quiero una gigantesca planta de bio-reciclaje de plástico con procesos mediados por enzimas y bacterias que pueda convertir los desechos en productos de valor cuyo impacto ambiental sea notoriamente menor al del objeto de consumo que fueron inicialmente. Eso quiero. Pero tampoco es como que sea muy realista. Y eso no importa. Lo importante es que no me parece que, por ahora, pueda encontrar un camino entre lo que hago ahora y mi ambiciosa planta de reciclaje. Aunque tampoco creo que no pueda aprender mucho del momento en el que estoy.

Estoy pasando por esa disyuntiva absurda de no entender por qué estoy haciendo lo que hago cada día, pero tampoco buscando alternativas para no hacerlo.

Realmente me abruma pensar en mis pasos futuros porque no me parece estar entendiendo el mundo en el que ahora existo. Después de un huracán, el primer paso es asegurarse de que el sitio en el que uno se encuentra es seguro y después uno ya puede comenzar a ayudar a otros. Creo que el huracán acaba de pasar y apenas estoy sacando mi cabeza de entre los escombros.  

Solo escribiendo mi sentir pude llegar a esta conclusión. Mi fiel acompañante, el miedo, odia que yo haga este tipo de cosas. Porque al tener claro lo que piensas, irremediablemente alejas un poco al miedo.

Objetivamente, andar por la vida con miedo no es algo que recomendaría, pero tampoco algo que pueda evitarse. Y por el momento me parece que escribir es el único escudo para separar un poco al miedo y trazar planes para convertir mi cobija gris en una planta de biodegradación de plásticos.

Al final del día, ya soy química y a eso nos dedicamos los químicos: a transformar la materia.  

Como diría un viejo coronel en Indiana: Toma lo que tienes y hazlo mejor y mejor.

Posdata: Solo tuve tiempo de escribir esto porque me contagié del virus de moda y estoy en casa. Así de organizada está mi vida y mis prioridades. 😉

Thelma 🙂  

6 respuestas a “Hoy me senté a sentir

  1. Hola Thelma, me sentí muy identificada con tu escrito, en estos años de pandemia y ahora la pos no se que he hecho, te escribo con lágrimas por que no estoy en un buen momento (no me he titulado, no tengo trabajo y siento que mi zona de confort colapsa), y leerte me ha hecho sentir un poquito mejor, quizás sea grocero de mi parte escribirlo pero pensé que era la única en sentirse con «miedo» y con tu escrito creo que todos lo sentimos o almenos se que no estoy sólita.

    Quizás no me recuerdes mucho, pero yo a ti si, eras «colorida» en la Fac, bueno así te percibía. Siempre te admire y eso que nunca tomamos clases juntas, pero algo en ti era inspirador, ahora lo confirmo.
    Sigue escribiendo ahora soy tu fan.
    Espero solo tu puedas leer este comentario 🙈

    Me gusta

    1. Hola Sara! Hace un tiempo me escribiste!, copiaré tu comentario al final de esta respuesta por si no te acuerdas de lo que me escribiste ya hace un par de años.

      ¿Qué tal ha ido la vida?, yo también me acuerdo de ti 🙂 Algún laboratorio hemos de habe tomado juntas, porque recuerdo tu nombre completo, quizá de los momentos en los que los profes pasaban lista.
      La vida es una locura y la pospandemia sigue teniendo estragos en mi vida y en la de muchos. ¿Ha mejorado tu situación de incetidumbre ante la existencia? ¡Cuentámelo todo! ¡Saludos!

      Tu comentario:
      » Hola Thelma, me sentí muy identificada con tu escrito, en estos años de pandemia y ahora la pos no se que he hecho, te escribo con lágrimas por que no estoy en un buen momento (no me he titulado, no tengo trabajo y siento que mi zona de confort colapsa), y leerte me ha hecho sentir un poquito mejor, quizás sea grocero de mi parte escribirlo pero pensé que era la única en sentirse con «miedo» y con tu escrito creo que todos lo sentimos o almenos se que no estoy sólita.

      Quizás no me recuerdes mucho, pero yo a ti si, eras «colorida» en la Fac, bueno así te percibía. Siempre te admire y eso que nunca tomamos clases juntas, pero algo en ti era inspirador, ahora lo confirmo.
      Sigue escribiendo ahora soy tu fan.
      Espero solo tu puedas leer este comentario 🙈»

      Me gusta

  2. Me encantó.
    Puedo decir que así me siento, es más el.miedo se ha vuelto mi fiel compañera este tiempo. Sobre todo el miedo a no lograr o encontrar esa pasión para seguir día a día dando lo mejor. Solo estoy en standby de seguir la vida adulta de responsabilidades que ahora tengo.
    Un abrazo Thelma. Espero una charla con café pronto. Saludos

    Me gusta

    1. ¡Mi Viry! ¿Qué tal te ha ido?, ¿Ha ido mejorando la situación?. La vida ciertamente sigue dando muchas vueltas. Supongo que ahora estamos físicamente un poco lejos. Pero cuando quieras, nos armamos un zoom con chocolatito caliente para hablar de nuestras penas 🙂 ¡Un abrazo!

      Me gusta

      1. Hola Thelma. Qué gusto saber de ti, he andado un poco al pendiente de tu vida en las lluviosas zonas, recorridos interesantes y nuevos lugares. Creo que no no ha mejorado tanto, me siento un poco en paz en algunos aspectos, pero no en todos. Tal parece un juego de jenga, arreglas algo y lo demás se descompone y ya no sabes qué mover y solo respiras a no te mueves esperando no colapse tu juego. Sigo sin esa pasión, sé en lo personal lo que me gustaría, pero lo profesional ha sido un verdadero dolor de cabeza. Volví a leer el blog para recordar por qué me había animado a comentar y lo que se me ha quedado grabado fue: “Estoy pasando por esa disyuntiva absurda de no entender por qué estoy haciendo lo que hago cada día, pero tampoco buscando alternativas para no hacerlo.”

        Estaré al pendiente y sería interesante un zoom con chocolate, acá hace calor, pero se puede hacer frappé. Un abrazo largo y lejos. Saludos!!

        Le gusta a 1 persona

    2. Claro mi Viry, un frappé para ti y para mí un chocolate caliente. Jaja. Es complicado no encontrar una pasión, ceo que este mundo nos mantiene bastante distraídos con un montón de cosas. A veces sólo tenemos tiempo de pensar cuando estamos lavando los trastes. Jajaja (justo ayer me pasó eso, sólo tuve la mente en blanco mientras los lavaba). Que bueno que sabes lo que quieres en lo personal al menos. Poco a poco puedes ir escalando a metas profesionales. Date chance de explorar. Si quieres abandonarlo todo y abrir una pastelería, una cafetería, una consultoría, estudiar veterinaia, lo que sea que quieras… equis, haz un plan y ejecuta. No te va a ir mal, confío en que puedes hacer lo que quieras. Yo espero mucho de ti, porque eres una persona preparada y con mucha voluntad y carisma :) Un abrazo!!

      Le gusta a 1 persona

Deja un comentario