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Tú sin mí

Insistentemente desde ya unos meses, que no han sido pocos, he estado activamente buscando trabajo.

Aspiro a un trabajo bien remunerado en una empresa trasnacional. Uno debe apuntar alto y luego dejarse posicionar por su propio potencial. Si empiezas a la inversa, probablemente te perderías de un paso de calibración y humildad muy importante en el mundo laboral.

Empecé buscando vacantes para el puesto de cualquier cosa que incluyera la palabra “Junior”. Que prácticamente garantiza que será un aprendizaje acompañado, sin la responsabilidad abrumadora de meter la pata en asuntos cruciales de una empresa.

Generalmente buscaba puestos que se ajustaran a mi perfil profesional de química, tomando en cuenta mis años en Organizaciones No Gubernamentales; organización de eventos internacionales; el haber pasado por varios laboratorios de investigación; tras haber experimentado la maravilla de un proyecto de emprendimiento galardonado pero fallido y asumiendo todos los años de entrenamiento en innovación que aquello implica, decidí incursionar en el mundo de la industria internacional consolidada. El sueño es trabajar en una fábrica o planta de producción a gran, gran escala.

Me dediqué a redactar las mejores cartas de motivos que he escrito. Tienen el estilo ordenado y claro que solo desarrollas con años y años de práctica escribiendo (este blog, pues). Diseñé un CV dinámico y sobrio (aunque colorido) gracias a la experiencia haciendo infografías como freelancer en @biothelmologia.

Con todo el apoyo de jefes anteriores, profesores, amigos y conocidos, todos pensábamos que las oportunidades laborales comenzarían a brotar rápidamente.

Contra todo pronóstico, recibí muchísimos rechazos automatizados. Alguno de los muchos campos que debían llenarse al momento de aplicar a las vacantes de las grandes empresas, debió haberme descartado automáticamente. Correos del estilo “Muchas gracias, pero no cumples con los requisitos de la vacante” me han llegado desde hace tiempo por montones. Incluso cuando leo por completo la descripción de los puestos y estoy segura de que mi perfil se adecúa a ellos. Siempre pidiendo retroalimentación o una explicación y siempre siendo exitosamente ignorada.  

Una de las tantas cosas que he aprendido de manera brutal y lastimosa en todo este sinuoso proceso, es que entre más personalizado es el rechazo, más duele. Cuando llega un correo genérico, ya uno ni siente el rechazo.

Me explico con algunas anécdotas: 

Aproveché mi trayectoria profesional para postular a la empresa nacional de mis sueños, una de las plantas de reciclaje de plástico más grandes del mundo. Esta empresa se encarga de reciclar toneladas plástico cada día. Un sueño. Buscaban químicos analistas de calidad. Mi perfil se adecuaba perfectamente a la vacante, mi carta de motivos expresaba claramente que mi propósito de vida estaba en sintonía con el propósito corporativo, la vacante se había publicado un par de horas antes de que la encontré y yo cumplía con todos los requisitos de disponibilidad e idioma. Apliqué inmediatamente.

Pasaron un par de semanas sin saber nada de mi proceso. Finalmente se cumplió el tiempo límite que tenían otros candidatos para aplicar y quedamos todos esperando noticias.

Como es costumbre, uno tiene que estar persiguiendo a los encargados de Recursos Humanos para saber sobre su proceso y esta empresa no fue la excepción. Después de un par de correos y unas llamadas me dijeron que no había sido seleccionada.

Al preguntar por qué, no supieron decirme, pero la encargada me aseguró que lo investigaría y me mandaría un mail con la explicación.

“Cumples con todos los requisitos y fuiste excelente candidata, pero hubo un candidato que llegó antes que tú y él obtuvo el puesto”. Al parecer ser excelente para el puesto y aplicar un par de horas después de anunciada una vacante no había sido buena estrategia esa vez. Quizá esperaban que uno estuviera recargando la página día y noche para cazar puestos, como en Black Friday… En fin. No quedé.

La siguiente historia de fracaso desgarrador ocurrió cuando apliqué a una empresa en cuyos requisitos se mencionaba, entre otras cosas, nivel intermedio de inglés. Apliqué y me mandaron a hacer unos tests psicométricos virtuales. Un par de semanas después me dijeron que había sido finalista, pero lamentablemente no había sido seleccionada para el puesto porque se requería nivel intermedio de inglés y yo había puntuado muy alto en el test de idioma.

O sea que demostrar habilidades superiores a lo requerido, al parecer tampoco era una estrategia válida, al menos para esa empresa. ¿Debí entonces fallar a propósito las pruebas para tener más oportunidad? ¡Quién sabe! He sabido de gente que se ha tenido que quitar grados académicos para ampliar sus posibilidades laborales.

Al aplicar a otra vacante, me dijeron que la verdad estaban buscando específicamente hombres para un puesto de analista químico, porque a veces se tenían que cargar garrafones de buffer y yo quizá no podría hacerlo. ¡Qué raro! En ninguna parte de la descripción de perfil lo mencionaban. Y eso que aquella empresa se vende como súper inclusiva y de ondas girl-powerianas.

La siguiente ocasión de aprendizaje de vida, me encontraba yo aplicando a vacantes en otro país. Me dijeron que para que me pudieran dar una oferta de trabajo formal, necesitaba tener visa para trabajar en aquel país. Al googlear los requisitos para conseguir la visa de trabajo, el punto número uno era “tener una oferta formal de trabajo”. Sin visa no hay oferta y sin oferta no hay visa. Wow. Mejor digan que no quieren extranjeros en su país y ya. Nos ahorramos un montón de tiempo todos.

Así mismo, en otra vacante me dijeron que era una “gran candidata”, pero que para contratarme tendría que cambiar de residencia. Les dije que no tenía problema, que podría empezar a gestionar mi cambio de vivienda en cuanto me aseguraran que me contratarían. Jamás volvieron a responder. Ojalá los reclutadores no dijeran mentiras. La incertidumbre laboral ya es bastante estresante como para tener falsas esperanzas. En verdad, con un “no fuiste seleccionada por *motivo específico*” basta.

Mis favoritos son los puestos para “recién egresados”. Imponen un límite de edad y aseguran que no es necesario que tengas experiencia en el área, solo “muchas ganas de aprender” y después de ponerte en entrevista con los otros 8 candidatos finalistas, se deciden por el que “siempre sí tenía experiencia de 3 años en un puesto similar y conoce perfectamente los protocolos de la empresa”. No se engañen y no engañen a los aspirantes, si quieren a alguien con experiencia se dice y uno sabrá si su perfil se ajusta o no a sus deseos.

Muy pocas veces he llegado a la fase de entrevista, la mayoría de procesos en el margen de la virtualidad te imponen tests extraños en forma de videojuegos que “juzgan”, según ellos, tu tren de pensamiento según las decisiones que tomas. Sin siquiera un recuadro para poder hacerles llegar tus comentarios, dudas u opiniones.  

*Si creen que debería “tomar cursos para llegar a una entrevista” por favor lean lo que opino al respecto en esta entrada*

Lo más terrible de aquellas entrevistas a las que sí he llegado es cuando sueltan la frase con la que sabes que todo terminará “Incluso si no te contratamos, estamos seguros de que lograrás cumplir tus objetivos porque tienes una trayectoria admirable y una energía que transmites con gran convicción”.

Mmmm…. Gracias, pero si no necesitara que me contrataran y realmente con mi convicción bastara, no estaría aquí haciéndoles perder su tiempo ni perdiendo el mío. Yo necesito un empleo, ustedes un trabajador. Está excelente. Ajustémonos a eso.

Ocasionalmente aquella misma icónica frase me la decían cuando solicitaba becas o capital semilla para mi empresa: “Incluso si no te damos la beca/ el financiamiento, sabremos que lograrás tus objetivos porque lo tienes todo para triunfar en la vida y la actitud correcta”.

Es difícil desaprender. Me ha costado mucho desaprender el pensamiento mágico al que denominan “meritocracia”. Quizá todo es exclusivamente acerca de redes de contactos. Quizá solo teniendo “amigos que trabajan aquí y pueden apalancarte” es que se llega a las grandes empresas trasnacionales.

Realmente me da gusto haber intentado conseguir trabajo de la manera tradicional. Aplicando en los portales de las empresas y correteando a los de Recursos Humanos para mendigar información sobre un servicio que quieres ofrecerle a su empresa. Encontré un montón de “áreas de oportunidad”, como les gusta decir, en sus procesos y portales.

A mí nadie me cuenta que teniendo una carrera universitaria, experiencia profesional, experiencia emprendedora, varios idiomas, un paper publicado, premios nacionales e internacionales, habilidades de comunicación y experiencia en gestión de proyectos es sencillo encontrar trabajos bien remunerados. “No encuentras trabajo porque no quieres”, “debes prepararte más” ¡Por favor!

En fin, todo este tiempo ante fracasos y fracasos he reforzado el músculo de vencimiento de adversidades.

Si las empresas que yo admiro no quieren un futuro a corto o mediano plazo conmigo, pues ni modo, a redireccionar la admiración y los planes.

Aquí seguimos, esperando lo mejor, pero preparándonos para lo peor.

¿Han conseguido empleo en grandes empresas?, ¿Cómo le hicieron?, ¿Sí les funcionó la meritocracia?, ¿La verdad sí les ayudó un amigo?

Yo no juzgo (en voz alta).

¡Los leo!

Thelma 🙂

2 respuestas a “Tú sin mí

  1. ¡Hola Thelma!
    Me gustó mucho leerte, porque me sentí identificada, me reencontré con mi yo de hace 7 años.
    Hoy tengo la oportunidad de trabajar en grandes empresas pero no fue ni ha sido fácil. También, por azares del destino pude estar del lado de la contratación, siempre dando lo mejor de mí para dar retro constructiva a los candidatos, tener trato más personalizado y más humano, pues en casa candidato veía a mi yo de hace 7 años.
    Tengo cosas para compartir en relación a cómo he ido avanzando, ojalá podamos conectar.
    Un abrazo.

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    1. Hola Lizeidy. Poco después de haber hecho este escrito me contrataron en una empresa trasnacional. Estuvo divertidísima la aventura. Después dejé el empleo porque me gané una beca para estudiar una maestría en el Reino Unido y la vida nunca deja de ser una montaña rusa de aventuras. 🙂 ¡Un abrazo!

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